El fetiche
Tu sudor, amor mío, es tan embriagador
que lo bebería de tus caderas,
pero dentro de nada irrumpirán aquí, tirarán abajo la puerta,
esos tíos con sus pasamontañas negros,
sus botas tipo Magnum pesadas como un revólver Nagant.
Antes de que me echen al suelo boca abajo,
se pongan sobre mí a horcajadas, me claven la rodilla en los riñones,
apaga la luz, ponme en la cabeza
tus medias rojas,
dibújame en la barriga una cruz
con tu pintalabios. Un círculo y una cruz.
Encadéname a la cama,
ata mis tobillos con correas
antes de que entren aquí,
antes de que se presenten con una inicial vacía,
esos tipos con su obsceno tatuaje en el hombro,
sus esposas brillantes como pulseras de plata,
antes de que rompan el recuerdo de tu primera comunión,
destrocen el frasco de calvin klein
y hagan pedazos esa figura africana comprada en Koszykowa:
un hombre de madera
que todo lo puede.
De Maquillaje
29 de octubre de 2009
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