19 de julio de 2009

Jacek Podsiadło (1964)

Poema escrito en cuarenta y cinco segundos

en mi ciudad hay una chica de dieciséis años
de nombre Danka
que presta dinero y no pide que le sea devuelto
o que se acerca y pregunta:
¿quieres una manzana?

dicen que está loca
o como mínimo afirman que es r a r a

por las noches me gustaría llorar por ella

De la plaquette Wah, wah

18 de julio de 2009

Piotr Maur XI

ya no volveré a hablar del amor.
no sé nada del tema. no hablaré
de la muerte. de la vida tampoco diré nada.
tampoco sé nada de eso. y como tampoco
sé nada de la justicia, de la verdad,
de la belleza, y de otras mil cosas, como no sé tampoco
nada de eso, no hablaré de ellas.
de todas esas cosas os hablarán los políticos.
o los filósofos, o los periodistas y los reporteros.
los visionarios, los predicadores. todos los que viven
de multiplicar las palabras. yo estaré callado.
estaré callado o no hablaré de nada.
estaré callado, no hablaré de nada
o rechinarán mis dientes.

De 28 y 5

17 de julio de 2009

Piotr Maur X

aquel verano quise ser pescador.
me pasé toda la temporada saliendo a la pesca del arenque.
me quedé todavía después de la temporada para ayudar
en los preparativos para el invierno. las barcas estaban sobre la arena,
limpias de algas y conchas, parcheadas,
con sus quillas hacia el cielo, mientras nosotros removíamos una espesa
brea. en cierto momento uno de los pescadores
me llamó. me dio un gancho. y cuando lo agarré
estiró con fuerza. mis manos se deslizaron por la húmeda
madera y por la pintura roja del extremo.
cuando alejado de los demás estaba restregándome las manos con arena húmeda
aquel tipo se acercó hasta mí y me dijo:
“no ha sido una broma absurda, es para que sepas quién no eres”.
como una enloquecida lady Macbeth me restregué con arena las manos hasta última hora de la tarde
para borrar de ellas aquella excesivamente clara huella de mi crimen.

De 28 y 5

14 de julio de 2009

Piotr Maur IX

Las vacaciones tienen eso. Uno sigue creyendo confiado que allá donde vaya las conexiones a internet funcionarán debidamente, que tendrán tiempo para hacer lo que normalmente no puede, que..., mejor no sigo. La realidad, al menos en este caso, ha resultado muy otra. Aprovecho este momento para seguir colgando poemas de Piotr Maur. A saber cuándo volveré a tener la ocasión...

hace varios días que no estás.
sobre la mesa siguen
la botella y las copas
con vino coagulado en el fondo.
en una de ellas hay huellas de tu pintalabios.
he sucumbido tantas veces a la tentación
y la he acercado tanto a mis labios que se rompió el cristal.
ahora la copa está llena de sangre.
llenaré también la otra. encenderé velas.
pondré flores en un jarrón.
será como entonces. me sentaré. esperaré.
vendrás.

De 28 y 5

5 de julio de 2009

Piotr Maur VIII

miro como de la pluma se separa una gota de tinta
y cae en la hoja, extiendo la oscura
mancha con el dedo, con curiosidad por saber qué forma adoptará.
la mancha se agranda, crece.
absorbe la hoja, absorbe las palabras.
son muchas las manchas así en mi bloc de notas, cada vez más.
muchas son las manchas, muchas las tachaduras.
cada vez menos superficie en limpio.
cada vez menos luz.

De 28 y 5

3 de julio de 2009

Piotr Maur VII

sofocante tarde de julio silencio y calma
una pequeña plaza rodeada por tres de sus lados de edificios bajos
mujeres en las ventanas
sudan engordan y mueren contemplando un mar
en el que las pequeñas barcas de sus maridos
se mecen en las olas
las mujeres se eternizan en las ventanas cuando cruzo la plaza en diagonal
voy en dirección a la playa
están cuando regreso al atardecer
oigo el alegre golpear de sus aletas contra el suelo
ante la noticia de la descarga del pescado y sus maridos
desde la cuesta en la que me alojo esta noche este pueblo
parece una lata abierta de sardinas
en el tomate de un sol que se pone

De setenta y seis

2 de julio de 2009

Piotr Maur VI

las ventanas de mi habitación dan al cementerio
la vista de todas esas lápidas
amontonadas espesamente entre los arces
me va hartando poco a poco
a veces consigo ver a los sepultureros trabajando
arrojando paletadas de césped y tierra
cuando alumbra el sol parece
como si hubieran encontrado una veta de oro
sin embargo es más habitual verlos mientras descansan
en este preciso momento uno de ellos está de pie apoyado en la pala
y con el dorso de la mano se quita el sudor de la frente
cuando se da la vuelta hacia mí parece como
si me estuviera llamando

De setenta y seis