Residencia temporal
se complementan mutuamente
la casa habitada
y la persona que habita la casa
la pared recubierta de piel viva
el cuerpo cubierto de omnipresente polvo
sangre y lluvia
corazón y radiadores
el viento esparce los pensamientos
la memoria gruñe en el suelo
las manos poco herméticas
continúa la huida de las gotas
la superficie demasiado parca
se ahogan los días y los sentimientos
lo liberado en las oraciones
se arrodillará frente a la ventana
lo arrojado en la acera
retendrá el vaho de la respiración
no encontrarán la paz
ni una dirección permanente
se vacía el espacio común
De Caligrafía en la oscuridad
30 de septiembre de 2009
29 de septiembre de 2009
Aleksander Rybczyński V
Guía de lugares no visitados
no me has visto nunca allí
no has notado cómo cruzo
a la otra acera
o cómo estoy en el puente
sobre el canal
cuando el sol centellea todavía
bajo las escamas del atardecer
sabía que la belleza no se visita
no se describe está callada
no hay forma de acercarse allí
si bien todo cobra significado
en la claridad de Tu vestido
semilla de verdad esbozo del horizonte
luminosa humedad por encima del océano
conozco las calles los rincones
los números de las calles y de las viviendas
la guía telefónica su letanía de cifras
los colores sus matices su profundidad
mi memoria es selectiva
conduce a lugares no visitados
que nunca pueden ser abandonados
De Caligrafía en la oscuridad
no me has visto nunca allí
no has notado cómo cruzo
a la otra acera
o cómo estoy en el puente
sobre el canal
cuando el sol centellea todavía
bajo las escamas del atardecer
sabía que la belleza no se visita
no se describe está callada
no hay forma de acercarse allí
si bien todo cobra significado
en la claridad de Tu vestido
semilla de verdad esbozo del horizonte
luminosa humedad por encima del océano
conozco las calles los rincones
los números de las calles y de las viviendas
la guía telefónica su letanía de cifras
los colores sus matices su profundidad
mi memoria es selectiva
conduce a lugares no visitados
que nunca pueden ser abandonados
De Caligrafía en la oscuridad
28 de septiembre de 2009
Aleksander Rybczyński IV
A veces las casualidades hacen que el título de un libro, de un poema, de una canción, se deslice curiosamente en la realidad. Como en este caso.
28 de septiembre
sólo duele cuando estamos solos
y las chispas del dolor son estrellas en el cielo
un oscuro rayo un estilete en silencio
sólo duele cuando en esta parte está la pared
y del otro lado duermen los fantasmas del pasado
De Caligrafía en la oscuridad
28 de septiembre
sólo duele cuando estamos solos
y las chispas del dolor son estrellas en el cielo
un oscuro rayo un estilete en silencio
sólo duele cuando en esta parte está la pared
y del otro lado duermen los fantasmas del pasado
De Caligrafía en la oscuridad
27 de septiembre de 2009
Aleksander Rybczyński III
Distancia
he dejado la estilográfica
se puede dar testimonio
sólo de una partícula de sufrimiento
he callado
desde que la palabra
ha dejado de ser tacto
De Caligrafía de la oscuridad
he dejado la estilográfica
se puede dar testimonio
sólo de una partícula de sufrimiento
he callado
desde que la palabra
ha dejado de ser tacto
De Caligrafía de la oscuridad
26 de septiembre de 2009
Aleksander Rybczyński II
Es de noche
es de noche
no he dormido
desde hace veinticuatro horas
en la habitación de al lado
muere mi madre
De Caligrafía en la oscuridad
es de noche
no he dormido
desde hace veinticuatro horas
en la habitación de al lado
muere mi madre
De Caligrafía en la oscuridad
Aleksander Rybczynski (1955)
Hoy estoy solo
hoy estoy solo
y seguramente el tiempo se detendrá
tú durarás un instante
no merecedora ni de una lágrima
ni de papel
De Caligrafía en la oscuridad
hoy estoy solo
y seguramente el tiempo se detendrá
tú durarás un instante
no merecedora ni de una lágrima
ni de papel
De Caligrafía en la oscuridad
24 de septiembre de 2009
Piotr Matywiecki IV
En los últimos tiempos Biuro Literackie ha publicado recopilaciones de los diferentes libros de autores que de una u otra forma están ligados a esa editorial. Acaba de tocarle el turno a Piotr Matywiecki. En un libro de 695 páginas que lleva por título Cubiertas arrancadas se recogen ocho de los libros del autor. El poema que elijo pertenece al último de los libros, Aire y color negro (2009), del que ya presenté tres poemas en este blog a finales de mayo.
Ubi sunt
puse la tele
y vi
cómo disparando a través de los cristales de un restaurante
unos gangsters mataban a mis héores preferidos
mientras éstos brindaban
quedé aterrorizado
tendré que esperar una semana hasta el próximo capítulo
porque no sé si era el final de la serie
¿si hubieran muerto, dónde no están vivos?
¿tambien en la ficción la muerte es de verdad?
De Aire y color negro
Ubi sunt
puse la tele
y vi
cómo disparando a través de los cristales de un restaurante
unos gangsters mataban a mis héores preferidos
mientras éstos brindaban
quedé aterrorizado
tendré que esperar una semana hasta el próximo capítulo
porque no sé si era el final de la serie
¿si hubieran muerto, dónde no están vivos?
¿tambien en la ficción la muerte es de verdad?
De Aire y color negro
Joanna Wajs (1979)
Hoy he optado por pasear por internet a la búsqueda de textos que despertaran mi interés. Dejo descansar los libros de mis estanterías y en ese ciego bucear me encuentro con un poema de Joanna Wajs que llama mi atención (pienso en Xavi Farré y su pasión por los árboles):
qué quiere el árbol
¿qué quiere el árbol cuando me detiene en medio de la noche
y su olor simula la hermana que nunca tuve?
¿qué quiere el árbol que no vacila en usar el engaño
y qué quiero yo cuando permanezco en la oscuridad
bajo un árbol que no debería estar ahí?
¿y qué es lo que me obliga a copiar a la luz del día
cada una de las hojas y pétalo a pétalo modelar el olor
de mi láctea hermana?
¿qué quiere el árbol?
qué quiere el árbol
¿qué quiere el árbol cuando me detiene en medio de la noche
y su olor simula la hermana que nunca tuve?
¿qué quiere el árbol que no vacila en usar el engaño
y qué quiero yo cuando permanezco en la oscuridad
bajo un árbol que no debería estar ahí?
¿y qué es lo que me obliga a copiar a la luz del día
cada una de las hojas y pétalo a pétalo modelar el olor
de mi láctea hermana?
¿qué quiere el árbol?
22 de septiembre de 2009
Julia Hartwig X
Sello
¿Qué se esconde en ese mutismo,
conocimiento último de que el fin está cerca?
El mutismo rechaza todo lo dicho sobre ese instante.
Nadie tiene acceso a ese silencio
De No hay respuesta
¿Qué se esconde en ese mutismo,
conocimiento último de que el fin está cerca?
El mutismo rechaza todo lo dicho sobre ese instante.
Nadie tiene acceso a ese silencio
De No hay respuesta
21 de septiembre de 2009
Julia Hartwig IX
Mi hermana
Tras la huida de Rusia
tenían tan pocos familiares en Polonia
que me eligieron como madrina a mi hermana mayor
que cuando creció me hizo de madre
Creo que no tenía un carácter fácil
tampoco demostraba tener ningún talento
y con dificultades acabó la escuela primaria
Como nuestro padre era una persona muy respetada en la ciudad
se consideró que se había rebajado
al casarse con un sencillo muchacho sin oficio
Compensó con creces a mi padre cuidándolo los largos años
de una imposibilitada vejez que lo mantuvo postrado en la cama
Eran gente de lo más entrañable
vivían humildemente y aceptaban su destino
dándolo por justo
sin aspirar a ningún tipo de privilegios ni de honores
Enviudó
enferma
ya cumplidos los ochenta
la única de la familia que se quedó en Lublin
murió en el hospital
Parece que me estuvo llamando en los últimos instantes
Inconsciente paseaba la mano por la pared
y cuando la enfermera le preguntó porqué lo hacía
respondió: Ahí está Władzio (era el nombre de su marido)
No puede entrar aquí.
De No hay respuesta
Tras la huida de Rusia
tenían tan pocos familiares en Polonia
que me eligieron como madrina a mi hermana mayor
que cuando creció me hizo de madre
Creo que no tenía un carácter fácil
tampoco demostraba tener ningún talento
y con dificultades acabó la escuela primaria
Como nuestro padre era una persona muy respetada en la ciudad
se consideró que se había rebajado
al casarse con un sencillo muchacho sin oficio
Compensó con creces a mi padre cuidándolo los largos años
de una imposibilitada vejez que lo mantuvo postrado en la cama
Eran gente de lo más entrañable
vivían humildemente y aceptaban su destino
dándolo por justo
sin aspirar a ningún tipo de privilegios ni de honores
Enviudó
enferma
ya cumplidos los ochenta
la única de la familia que se quedó en Lublin
murió en el hospital
Parece que me estuvo llamando en los últimos instantes
Inconsciente paseaba la mano por la pared
y cuando la enfermera le preguntó porqué lo hacía
respondió: Ahí está Władzio (era el nombre de su marido)
No puede entrar aquí.
De No hay respuesta
20 de septiembre de 2009
Julia Hartwig VIII
Existió
Ésta es ya la tercera carta que te escribo
aunque seguramente el hotel Phoenix ya no existe
- le decía a ella en sueños
Porque sólo en sueños ella lo podía ver todavía
Y era aún la época de un amor joven
con explosión de lágrimas loco lleno de obstáculos
de renuncias de dudas y de reencuentro nocturno
alegrado con la huida a través de un país feliz
de granjas provenzales e iglesias románicas dejadas en el camino
El segundo sueño es un palacio derruido por un rayo
y del que ya sólo queda el plano dibujado en el papel
Él con el dedo sigue una luz solar en movimiento
dice: Así será nuestra casa
con mucha luz Mira cuántas ventanas
De No hay respuesta
Ésta es ya la tercera carta que te escribo
aunque seguramente el hotel Phoenix ya no existe
- le decía a ella en sueños
Porque sólo en sueños ella lo podía ver todavía
Y era aún la época de un amor joven
con explosión de lágrimas loco lleno de obstáculos
de renuncias de dudas y de reencuentro nocturno
alegrado con la huida a través de un país feliz
de granjas provenzales e iglesias románicas dejadas en el camino
El segundo sueño es un palacio derruido por un rayo
y del que ya sólo queda el plano dibujado en el papel
Él con el dedo sigue una luz solar en movimiento
dice: Así será nuestra casa
con mucha luz Mira cuántas ventanas
De No hay respuesta
19 de septiembre de 2009
Prisiones de aire
Julia Hartwig VII
En 2002 el libro No hay respuesta de Julia Hartwig sería finalista del prestigioso premio de literatura Nike.
El manuscrito
En la casa en la que nació Beethoven
se puede ver en una vitrina un manuscrito del compositor,
con decenas de tachaduras y correcciones.
Se trata de una carta a un rico príncipe con el ruego de que acepte
una sinfonía recién compuesta.
Ninguna de las composiciones de este genio
muestra en el papel las huellas de un esfuerzo como el de aquella carta
a un hoy desconocido para todos soberano de un minúsculo país.
(Bonn, junio de 2000)
De No hay respuesta
El manuscrito
En la casa en la que nació Beethoven
se puede ver en una vitrina un manuscrito del compositor,
con decenas de tachaduras y correcciones.
Se trata de una carta a un rico príncipe con el ruego de que acepte
una sinfonía recién compuesta.
Ninguna de las composiciones de este genio
muestra en el papel las huellas de un esfuerzo como el de aquella carta
a un hoy desconocido para todos soberano de un minúsculo país.
(Bonn, junio de 2000)
De No hay respuesta
18 de septiembre de 2009
Julia Hartwig VI
Pinta
Era ya muy mayor y si no hubiera sido por la pintura se habría pasado todo los días durmiendo. Las noches no, las noches eran noches insomnes en las que era zarandeada por la ira y el resentimiento y en las que se depertaba gritando.
Por la mañana su hijo le traía unos pliegos de papel y pinturas y le decía:
- Toma, mamá. Pinta hoy hierba doncella. Siempre te ha gustado mucho.
Y ella pensaba:
- ¿Hierba doncella? ¿Lirios? ¿Gladiolos? ¿Qué aspecto tienen?
Intentaba recordar, pero era en vano.
Ni siquiera recordaba el nombre de aquel que tanto había admirado sus cuadros.
De Hablándame no sólo a mí misma. Poemas en prosa
Era ya muy mayor y si no hubiera sido por la pintura se habría pasado todo los días durmiendo. Las noches no, las noches eran noches insomnes en las que era zarandeada por la ira y el resentimiento y en las que se depertaba gritando.
Por la mañana su hijo le traía unos pliegos de papel y pinturas y le decía:
- Toma, mamá. Pinta hoy hierba doncella. Siempre te ha gustado mucho.
Y ella pensaba:
- ¿Hierba doncella? ¿Lirios? ¿Gladiolos? ¿Qué aspecto tienen?
Intentaba recordar, pero era en vano.
Ni siquiera recordaba el nombre de aquel que tanto había admirado sus cuadros.
De Hablándame no sólo a mí misma. Poemas en prosa
17 de septiembre de 2009
Julia Hartwig V
En la calle
Loca Qué fácil decirlo
qué fácil pensarlo
No de la que se encierra con llave
sino de esa que en la calle puede encontrarse alguien
diríase parecida al resto de transeúntes
Qué hábil en ese instante tu mirada
qué instantánea esa apreciación tuya
esa vibración esa delicada señal de todo lo diferente
-te tengo gorrión
Basta una sugerente flor en un ajado sombrero
o que un día de verano la veas con un viejo y descuidado abrigo de pieles
o cuando habla sola y amenaza –
facilísima de reconocer
Pero yo tengo en mente a la que tiene la mirada como un cuchillo
y aprieta el puño en el bolsillo
Estoy pensando en la que tiene en los ojos su muerte
la que arrastra una oscuridad que es su propio abismo
Pienso en esa que camina con la cabeza gacha
como si no viera nada de lo que tiene delante
y que tropieza y sigue caminando
De Visto
Loca Qué fácil decirlo
qué fácil pensarlo
No de la que se encierra con llave
sino de esa que en la calle puede encontrarse alguien
diríase parecida al resto de transeúntes
Qué hábil en ese instante tu mirada
qué instantánea esa apreciación tuya
esa vibración esa delicada señal de todo lo diferente
-te tengo gorrión
Basta una sugerente flor en un ajado sombrero
o que un día de verano la veas con un viejo y descuidado abrigo de pieles
o cuando habla sola y amenaza –
facilísima de reconocer
Pero yo tengo en mente a la que tiene la mirada como un cuchillo
y aprieta el puño en el bolsillo
Estoy pensando en la que tiene en los ojos su muerte
la que arrastra una oscuridad que es su propio abismo
Pienso en esa que camina con la cabeza gacha
como si no viera nada de lo que tiene delante
y que tropieza y sigue caminando
De Visto
16 de septiembre de 2009
Julia Hartwig IV
Vamos
Vamos por una Varsovia bajo la niebla.
El puente parece colgar del aire. Nada sobre él ni tampoco debajo. Nos movemos como ciegos.
Venga, vamos al huerto de Jaroslaw. E inmediatamente el olor de las guindas, la redondez del fruto, su suculencia.
Pero nadie sabe cómo llegar hasta allí. Sólo hay oscuras farolas, pinos apagados.
De Hablándome no sólo a mí misma. Poemas en prosa
Vamos por una Varsovia bajo la niebla.
El puente parece colgar del aire. Nada sobre él ni tampoco debajo. Nos movemos como ciegos.
Venga, vamos al huerto de Jaroslaw. E inmediatamente el olor de las guindas, la redondez del fruto, su suculencia.
Pero nadie sabe cómo llegar hasta allí. Sólo hay oscuras farolas, pinos apagados.
De Hablándome no sólo a mí misma. Poemas en prosa
15 de septiembre de 2009
Julia Hartwig III
Mujeres sentadas
Había unas mujeres sentadas tomando café.
A mí me arrancaron las uñas - dice una.
A mí me tuvieron bajo un reflector.
A mí durante dos días me estuvo cayendo una gota de agua en la frente.
A mí me destrozaron los riñones.
A mí me mataron a un hijo y quemaron a mi padre.
Simples mujeres de Varsovia.
De Hablándome no sólo a mí misma. Poemas en prosa
Había unas mujeres sentadas tomando café.
A mí me arrancaron las uñas - dice una.
A mí me tuvieron bajo un reflector.
A mí durante dos días me estuvo cayendo una gota de agua en la frente.
A mí me destrozaron los riñones.
A mí me mataron a un hijo y quemaron a mi padre.
Simples mujeres de Varsovia.
De Hablándome no sólo a mí misma. Poemas en prosa
14 de septiembre de 2009
Julia Hartwig II
Lápida
Se despiden.
Dos mujeres se dan la mano.
Una muchacha se despide de su madre.
Junto a ellas el padre. Pensativo.
Aquí yace Aristilla, hija de un rico mercader. Amada por sus padres. Murió en El Pireo 240 años antes del nacimiento de Cristo.
En la siguiente estela otra muchacha alarga la mano hacia la manzana que su joven amado arranca del árbol.
A su lado un niño abraza una paloma.
Junto al borde de una desconchada losa, de pie, Hermes. Mira en la oscuridad. Allí donde no alcanza la maestría del escultor.
De Hablándose no sólo a sí misma. Poemas en prosa
Se despiden.
Dos mujeres se dan la mano.
Una muchacha se despide de su madre.
Junto a ellas el padre. Pensativo.
Aquí yace Aristilla, hija de un rico mercader. Amada por sus padres. Murió en El Pireo 240 años antes del nacimiento de Cristo.
En la siguiente estela otra muchacha alarga la mano hacia la manzana que su joven amado arranca del árbol.
A su lado un niño abraza una paloma.
Junto al borde de una desconchada losa, de pie, Hermes. Mira en la oscuridad. Allí donde no alcanza la maestría del escultor.
De Hablándose no sólo a sí misma. Poemas en prosa
13 de septiembre de 2009
Julia Hartwig (1921)
Considerada como una de las grandes damas de la poesía polaca, Julia Hartwig, poeta, ensayista, traductora (sobre todo de literatura francesa), publicó su primer libro de poemas, Despedida, en 1956. Entre los más de cuarenta libros que tiene publicados, más de la mitad son libros de poesía.
Insomnio
La noche se ha partido por la mitad.
Entre risas se oye el deambular por la calle de los Titanes de la Noche.
Dan portazos con las puertas de los coches. Sus voces, sus gritos rebotan como una pelota contra los muros de los edificios apagados.
Ahora llega de nuevo entre el silencio el lamento de mi vecino enfermo que hace ya años que no se levanta de la cama.
De Hablándose no sólo a sí misma. Poemas en prosa
Insomnio
La noche se ha partido por la mitad.
Entre risas se oye el deambular por la calle de los Titanes de la Noche.
Dan portazos con las puertas de los coches. Sus voces, sus gritos rebotan como una pelota contra los muros de los edificios apagados.
Ahora llega de nuevo entre el silencio el lamento de mi vecino enfermo que hace ya años que no se levanta de la cama.
De Hablándose no sólo a sí misma. Poemas en prosa
12 de septiembre de 2009
Wojciech Bonowicz X
Mi falta de tiempo en algunas ocasiones puede llevar a engaño al lector de este blog y hacerle pensar que los poetas polacos, al menos algunos, cultivan preferentemente una poesía breve, que apenas pasa de los seis o siete versos. Como se ve en el siguiente poema de Bonowicz perteneciente al mismo libro que muchos de los presentados estos últimos días,
La última cinta
“Os he reunido a todos, queridos hermanos,” dice el maestro,
“a los que ordeñan las cabras y a los que limpian los baños
a los que cargan los libros y a los que trabajan en la cocina
a los que comen carne y a los que beben agua
a los viejos y a los jóvenes con vocación y a los que se encuentran aquí por casualidad
a todos los que les di la palabra de la vida sentados a mi alrededor o por separado
a los que se tumbaron a mis pies y a los que se reían de ello
para reconocer ante vosotros ahora que probablemente me espera la última confesión
que durante todos estos años diariamente he temido la muerte.
He esperado la muerte aterrado. Había en mí dolor y tristeza
ya que Dios tenía que alejarse de mí por un instante para que yo pudiera morir.
Habitaba en mi el temor de que no volviera. De que yo me quedaría sólo
sumergido en las aguas de la muerte con la lengua rígida.
Hoy también me llena la oscuridad. Mi mente es insegura
al igual que mi cuerpo. Tiemblo en mi interior. Y oigo voces: “¡Mortal! ¡Mortal!”
cuando apenas empiezo a rezar. Y el negro dios de la muerte triunfa
al ver que no temo la condenación. No - sino la misma muerte.
Por un instante se hizo el silencio y después se levantó el más anciano
de los hermanos del segundo coro y besó al maestro
en los labios. Y dijo: “Hace tiempo que todos sabíamos
qué temes a la muerte. Que es mucho tu amor por la vida que miras
desde estos muros los rostros los hombros y las piernas de muchachas y muchachos
que te gusta el griterío de los niños nuestro bullicio la música
las discusiones el vino que eres tierno y débil por amor.
Sabíamos también que si te despojaran de la vista el oído
el gusto y el sentido del olfato acabarías con tu vida
aunque tanto temes la muerte.
Te velaremos y no incineraremos tu cuerpo.
Rogaremos a Dios y cumpliremos con los ritos.
Si hubieras odiado el mundo no te habríamos seguido.
Y ahora estamos aquí y permaneceremos tanto tiempo
como sea necesario para que la tierra absorba hasta la última
gota de tu amor”. Calló
y besó al maestro una vez más. E hizo un gesto con la mano.
Y los hermanos se dispersaron. Cada uno de ellos a sus quehaceres.
De Mar abierto
sería un grave error caer en esa simplificación. Buena prueba de ello también podemos encontrarla en el magnífico blog de Xavier Farré (http://xavierfarreabcd.blogspot.com), el mejor blog de traducción de la poesía polaca que conozco.
La última cinta
“Os he reunido a todos, queridos hermanos,” dice el maestro,
“a los que ordeñan las cabras y a los que limpian los baños
a los que cargan los libros y a los que trabajan en la cocina
a los que comen carne y a los que beben agua
a los viejos y a los jóvenes con vocación y a los que se encuentran aquí por casualidad
a todos los que les di la palabra de la vida sentados a mi alrededor o por separado
a los que se tumbaron a mis pies y a los que se reían de ello
para reconocer ante vosotros ahora que probablemente me espera la última confesión
que durante todos estos años diariamente he temido la muerte.
He esperado la muerte aterrado. Había en mí dolor y tristeza
ya que Dios tenía que alejarse de mí por un instante para que yo pudiera morir.
Habitaba en mi el temor de que no volviera. De que yo me quedaría sólo
sumergido en las aguas de la muerte con la lengua rígida.
Hoy también me llena la oscuridad. Mi mente es insegura
al igual que mi cuerpo. Tiemblo en mi interior. Y oigo voces: “¡Mortal! ¡Mortal!”
cuando apenas empiezo a rezar. Y el negro dios de la muerte triunfa
al ver que no temo la condenación. No - sino la misma muerte.
Por un instante se hizo el silencio y después se levantó el más anciano
de los hermanos del segundo coro y besó al maestro
en los labios. Y dijo: “Hace tiempo que todos sabíamos
qué temes a la muerte. Que es mucho tu amor por la vida que miras
desde estos muros los rostros los hombros y las piernas de muchachas y muchachos
que te gusta el griterío de los niños nuestro bullicio la música
las discusiones el vino que eres tierno y débil por amor.
Sabíamos también que si te despojaran de la vista el oído
el gusto y el sentido del olfato acabarías con tu vida
aunque tanto temes la muerte.
Te velaremos y no incineraremos tu cuerpo.
Rogaremos a Dios y cumpliremos con los ritos.
Si hubieras odiado el mundo no te habríamos seguido.
Y ahora estamos aquí y permaneceremos tanto tiempo
como sea necesario para que la tierra absorba hasta la última
gota de tu amor”. Calló
y besó al maestro una vez más. E hizo un gesto con la mano.
Y los hermanos se dispersaron. Cada uno de ellos a sus quehaceres.
De Mar abierto
9 de septiembre de 2009
Wojciech Bonowicz IX
Acuerdo
No puedo prometerte
ni que estaré siempre aquí
ni que no estaré.
Aquello en lo que nos ponemos de acuerdo
no existe
aunque se repita.
De Elección de la mayoría
No puedo prometerte
ni que estaré siempre aquí
ni que no estaré.
Aquello en lo que nos ponemos de acuerdo
no existe
aunque se repita.
De Elección de la mayoría
8 de septiembre de 2009
Wojciech Bonowicz VIII
El regreso de A
Digamos que tienes algo más de una decena de discípulos
y que ellos toman nota de tus sueños e incluso te justifican
cuando estás de mal humor. Avanzas así por un tortuoso camino
desde una vacilación a otra hasta que eso se convierte
en una religión que ya no puedes detener.
Al final extiendes la mano y ¿qué ves? Ves
que si buscas bien en la oscuridad
siempre se puede encontrar algo no descubierto
que todavía no tiene ninguna importancia.
De Mar abierto
Digamos que tienes algo más de una decena de discípulos
y que ellos toman nota de tus sueños e incluso te justifican
cuando estás de mal humor. Avanzas así por un tortuoso camino
desde una vacilación a otra hasta que eso se convierte
en una religión que ya no puedes detener.
Al final extiendes la mano y ¿qué ves? Ves
que si buscas bien en la oscuridad
siempre se puede encontrar algo no descubierto
que todavía no tiene ninguna importancia.
De Mar abierto
6 de septiembre de 2009
Wojciech Bonowicz VII
Pescadores
Uno ahuyenta a los peces el otro extiende las redes.
Hay que llegar hasta lo más profundo bajo las raíces de los árboles.
¿Y si Dios y su enemigo
esta tarde trabajaran juntos?
De Mar abierto
Uno ahuyenta a los peces el otro extiende las redes.
Hay que llegar hasta lo más profundo bajo las raíces de los árboles.
¿Y si Dios y su enemigo
esta tarde trabajaran juntos?
De Mar abierto
5 de septiembre de 2009
Wojciech Bonowicz VI
De una discusión cerrada
“Desde hace años la llegada de la poesía
no tiene nada que ver con la inspiración.
No es el espíritu lo que alienta
más bien es la tierra que clama.
Y clama tanto más fuerte cuanto más
diferente es aquello que esperabas”.
De Mar abierto
“Desde hace años la llegada de la poesía
no tiene nada que ver con la inspiración.
No es el espíritu lo que alienta
más bien es la tierra que clama.
Y clama tanto más fuerte cuanto más
diferente es aquello que esperabas”.
De Mar abierto
4 de septiembre de 2009
Wojciech Bonowicz V
Por partes
Nieves del día y de la noche, nieves diferentes.
La noche recoge su nieve en la tierra se adentra.
El día brilla con su nieve en toda su existencia.
Y cuando la noche toda completa se silencia,
un circular mutismo empujando nos encuentra
nuestras tozudas rocas por entre abruptos salientes.
De Mar abierto
Nieves del día y de la noche, nieves diferentes.
La noche recoge su nieve en la tierra se adentra.
El día brilla con su nieve en toda su existencia.
Y cuando la noche toda completa se silencia,
un circular mutismo empujando nos encuentra
nuestras tozudas rocas por entre abruptos salientes.
De Mar abierto
3 de septiembre de 2009
Wojciech Bonowicz IV
Las Islas
No mueren: van a islas resecas
y llanas bañadas por las aguas de la memoria.
Ante la mellada estatua de la diosa del juicio.
No sufren no esperan
porque no habrá juicio. Pero la justicia
ha dejado su marca.
De Mar abierto
No mueren: van a islas resecas
y llanas bañadas por las aguas de la memoria.
Ante la mellada estatua de la diosa del juicio.
No sufren no esperan
porque no habrá juicio. Pero la justicia
ha dejado su marca.
De Mar abierto
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