El regreso de A
Digamos que tienes algo más de una decena de discípulos
y que ellos toman nota de tus sueños e incluso te justifican
cuando estás de mal humor. Avanzas así por un tortuoso camino
desde una vacilación a otra hasta que eso se convierte
en una religión que ya no puedes detener.
Al final extiendes la mano y ¿qué ves? Ves
que si buscas bien en la oscuridad
siempre se puede encontrar algo no descubierto
que todavía no tiene ninguna importancia.
De Mar abierto
8 de septiembre de 2009
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