28 de octubre de 2012
24 de octubre de 2012
Jarosław Mikołajewski VIII
Se acerca la Feria del Libro de Cracovia -será este fin de semana- y, como suele suceder pocos días antes, las editoriales aprovechan para sacar novedades que esperan que se vendan algo mejor que el resto del año. No sé si será el caso, pero justo hoy al salir del trabajo, he entrado en una librería y me he encontrado con el último libro de Jarosław Mikołajewski, publicado en la editorial cracoviana Wydawnictwo Lyterackie. Mikołajewski es el autor que abre la antología de poesía polaca que hace un par de meses sacábamos Gerardo Beltrán, Xavier Farré y yo, en Prensas Universitarias de Zaragoza (Poesía a contragolpe).
poética
me gustaría escribir un poema antiguo
inmediatamente sencillo
no participaría en el concurso
del chip de oro
porque no habría concursos
ni chips
ni en el concurso del nombre
porque no habría nombres
no sólo tendría la forma
del ánfora o la campana sino también su sonido
más duradero que
aunque nadie sabría todavía cocer el barro
fundir el metal
De conteniendo la respiración
23 de octubre de 2012
Bartosz Sadulski (1986)
soneto roto
olvida
lo
que
dicen
los curas
si algo
he olvidado
en
tu casa
no
lo
voy a
querer
de vuelta
De Ayuno
olvida
lo
que
dicen
los curas
si algo
he olvidado
en
tu casa
no
lo
voy a
querer
de vuelta
De Ayuno
22 de octubre de 2012
21 de octubre de 2012
Ewa Lipska IV
Tras casi cuatro meses de silencio y después de haber recibido un entrañable correo preguntando por el blog (mil gracias, Ángel) intento ir recuperando la presencia en él. No haber colgado entradas en el blog no significa no haber traducido. Dentro de un par de semanas saldrá en México, en la editorial Posdata, dirigida por el poeta Iván Trejo, una amplia antología de la poesía de Ewa Lipska. Su último libro lleva por título Querida señora Schubert... y fue presentado hace unos meses en la editorial Wydawnicto Lyterackie de Cracovia. La señora Schubert ha ido salpicando la obra de Ewa Lipska desde hace ya tiempo.
Los hermanos Grimm
Querida
señora Schubert, mi vecino me suelta:
“He
vuelto a la infancia para no leer
más
a Dostoievski, Nietzsche, Marx.
Ahora
leo cuentos. Cuando estaba yendo al puerto
para
recoger las cenizas de mi madre que llegaban
de
Australia estuve observando infructuosamente
cómo
se ponía el sol. Una bola roja rodaba sin moverse
del
sitio. A partir de mañana me encontrará usted
únicamente
durante mi ausencia. Estoy en casa de los hermanos
Grimm”.
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