Sin título
Te inventas un poema.
Antes de quedarte dormido.
Se va formando como un sueño.
Todas las palabras.
No te tienes que levantar
y encender la luz.
Sabes que por la mañana
lo recordarás.
Después de todo no escribes
a menudo poemas.
Por la mañana, justo después de despertar
tu primer pensamiento:
el poema.
Pero sí, lo recuerdas.
Todas las palabras.
Sin embargo, ahora
las palabras tienen miedo escénico.
No quiren brillar
con todo su esplendor.
Un día entenderás
qué es lo que echas de menos.
No el poema perdido,
no las palabras brillantes,
sino a ti mismo
en aquel momento
antes de quedarte dormido
en el que no tenías que levantarte
para encender la luz.
De Otro tempo
30 de marzo de 2009
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