Inesperadamente, Grzegorz Wróblewski se pone en contacto conmigo desde Dinamarca, donde reside en estos momentos, para agradecerme los dos poemas que han aparecido en el blog. En su correo añade algunos enlaces a páginas web con algunos de sus poemas y entre ellos encuentro el que figura a continuación:
Amigos fieles
A veces son mujeres con un brillante artificial en la oreja,
en otras ocasiones loros parlanchines o políticos fracasados.
A menudo aparecía por casa de mi tío un cura acompañado
por un catedrático especializado en la conservación de cadáveres. Jugaban juntos al póker
y bebían un licor de menta. Lo pasaban bien juntos.
También conocí a un hombre que eligió la soledad.
(Éste prefería el silencio y las cucarachas que correteaban
por las paredes). Al morir dejó su cuerpo en herencia.
Era un tipo fortachón. Hubo suficiente para varios meses.
6 de febrero de 2009
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