30 de abril de 2009

Tadeusz Dąbrowski II

Hace apenas unos días veía la luz un nuevo poemario de Tadeusz Dąbrowski, Cuadrado negro.

Entre la bajamar del pensamiento y la pleamar
del sueño tengo un minuto de eternidad para recoger
metáforas.

Pero antes de que tenga tiempo de agacharme a por la primera
de ellas, me cubre una ola y me traga el abismo. Cierto

tiempo después me despierto por que el sol
me mete el dedo en el ojo. No recuerdo mucha cosa.

En el bolsillo derecho tengo una piedrecita, en el izquierdo una medusa,
en la boca, arena.

De Cuadrado negro

29 de abril de 2009

Tadeusz Dąbrowski (1979)

No sé quién soy.
Sé quién no soy no
soy yo.

Madurar hasta mí
es una búsqueda
sólo en sueños de un conocido
oasis en un desierto ajeno

sin sombra de certeza de que allí
hay todavía agua y si la hay

si esa agua es
potable.

De Te Deum

28 de abril de 2009

Mariusz Grzebalski III

Dedicatoria

La oscura arruga del río talla
la llanura que se extiende desde aquí
hasta el lugar en el que, como un panal quemado,
se consume la ciudad; el viento peina

las calles desiertas. De quién es la navaja
que afeita sus nucas, de quién la que afeita
sus cuellos. Diente de perro, la luna, se apaga.

El mundo oscurece: laten las sienes
del condenado. Ahora empezará a nevar,
la nieve cubrirá sus rostros. Él conocerá el lago
salado de su vientre, el patíbulo
de sus pechos. Antes de que la nieve se apague.

27 de abril de 2009

Mariusz Grzebalski II

Entre los poemas de Mariusz Grzebalski, encuentro uno cuyo título me devuelve a una serie de conversaciones mantenidas últimamente en Cracovia con distintos poetas y amigos.

Fronteras

Resulta que sigo sin ser capaz de decir
de qué lado estoy, porque ni de éste, ni de aquél.

El hacer sufrir y el dolor gratuito
sigo sin soportarlos, al igual que los gemidos de impotencia.

He cambiado de opinión –
de eso no cabe duda. Una vez me vino

uno con una idea parecida; dije:
Amigo, esos asuntos son cuestión de uno mismo.

Y ahora cuando les digo a otros cómo son las cosas, oigo:
Amigo, esos asuntos son cuestión de uno mismo.

De El otro tacto

25 de abril de 2009

Mariusz Grzebalski (1969)

Entro en el blog de Xavier Farré (http://xavierfarreabcd.blogspot.com), como todos los días, y leo sus reflexiones sobre el motivo que le mueve a colgar en el blog unos u otros poemas, y cuántos de cada autor. Yo tampoco tengo respuesta a esas preguntas, pero creo que la elección, al menos en mi caso, es en muchas ocasiones fruto del momento y de la casualidad. Curiosamente hoy he elegido un poema de Mariusz Grzebalski el mismo autor que acaba de colgar en su blog Xavi.

Julio

Las dieciséis horas, digamos. Con un ojo
medio cerrado se acerca,
se aleja. Corre hacia abajo por una empinada
cuesta
tras la cual chirría un tranvía.
Antes escupía desde aquí pipas
a los trenes que pasaban. Ahora
muevo los párpados: un zapato con el tacón roto,
como si fuera un perro salchicha de color violeta me roza
la cara (hace algo de frío,
el gris se va disfrazando de azul).
A mis espaldas una peligrosa perspectiva
de la marea. Crece.

No hay ganas. ¿Existo,
luego pienso?

24 de abril de 2009

Magdalena Bielska V

Un sonido lejano en la noche: un tren en marcha,

(¿cómo sabes que es un mercancías?)

el borboteo de las palomas en el balcón,

el agua hirviendo en la tetera eléctrica de la cocina

en un piso apagado y vacío.

En una oscuridad parduzca, apagamos el miedo, nos planteamos seriamente

dónde están realmente las vías.

Al atravesar la ciudad en tren o al regresar, siempre, ves los entresijos de la ciudad,

sólo así era posible mirar

las pálidas espaldas de los edificios, sin polvo, las partes no transitadas de la plaza del mercado,

las misteriosas bambalinas de la ciudad.

Ahora en las sábanas mojadas oyes el incesante traqueteo del tren;

lo escuchas porque el cuerpo teme no escuchar.

Y otra vez el mismo sueño; nos deslizamos tras la catástrofe por una ventana en lo alto

hasta un grava gruesa que nos hiere; vivimos.

Nuestra antigua vida está lejos, lejos.

De Animales feos

23 de abril de 2009

Magdalena Bielska IV

Nadar en un mar cálido, ¿fue posible aquel momento?
(entonces pasado por alto)
En una playa fría completamente solo
te adentraste en el agua y pesada, encarnecidamente, nadaste mara adentro.
¿Seguro que no había nadie? olas, sol, una persona; pájaros, eso sí:
a lo lejos viste una línea ordenada de gaviotas con sus siluetas giradas contemplando
algo incomprensible, infinitamente pequeño o demasiado grande.
Y cuando empezaste ya a sentir aquel temor infantil, sudoroso, entonces, finalmente, llegaron:
una abuela gorda y su atormentado nieto, viste cómo nadan: ella de una forma patosa,
con unas infantiles alas hinchables en los brazos,
un gorro de baño amarillo;
él, enfadado, pensando en otras cosas.
Te vas aliviado.
A tus espaldas oyes un sordo murmurar, las hoscas respuestas del niño.

De Animales feos

22 de abril de 2009

Magdalena Bielska III

En el tranvía

Un muchacho minusválido sonríe al ver a otro de pie frente a él,
otro normal, guapo, con una cazadora de sport cara.
Es una sonrisa divertida, llena de una misteriosa superioridad.

De Animales feos

21 de abril de 2009

Magdalena Bielska II

Primeras horas de una tarde de abril, voy en el tranvía detrás de una pareja de viejecitos
sólo veo el triángulo dolorido de sus espaldas
encogidos escuchan el acordeón del tranvía
con manos débiles le dan dos zlotys al músico.
El espacio entre ellos se convirtió hace tiempo en otra cosa, algo mejor –lo veo-
la gente de la calle, de millones de calles, no es capaz de nada malo
ninguno de ellos será capaz.
Qué suerte, bajamos – nosotros
a pleno sol, con el verde fulgurante de los setos.
Sopla un meridional viento de abril.

Tengo los ojos cegados; lo sé, no entenderé
nada más.

De Animales feos

Magdalena Bielska (1980)

En 2006, la prestigiosa editorial a5 de Cracovia publica el primer poemario -Animales feos- de Magdalena Bielska, poeta que hasta entonces era conocida por los poemas publicados en revistas literarias como Odra y Studium.

Una playa blanca, estás tumbada con la cabeza vuelta hacia el mar,
a lo largo de la orilla pasean algunas personas, ves únicamente el borde
como si el mar ya no estuviera allí desde hace tiempo y los que pasean
recorrieran, a lo largo, una gran nada, como si unos pocos supervivientes
estuvieran de pie en el borde y escucharan el ruido de un mar desaparecido hace tiempo
no sustituido por ninguna otra cosa.
Pero ya empiezan a colocar las tumbonas, los niños corren, cocinan patatas fritas.
El uniforme sonido del mar adormece, suave, reparador.

De Animales feos

17 de abril de 2009

Grzegorz Wróblewski IX

En el poema La casa de Grzegorz Wróblewski me encuentro un comentario en el que Antonio Ruiz Bonilla dice que le gusta el poema por apocalíptico. Justo poco después recibo este cuadro de Wróblewski -presente en la exposición que acaba de inaugurar en Copenhague- y sin saber porqué lo asocio a ese poema y a esa sensanción apocalíptica que comenta Antonio. Me decido a colgar la imagen convencido de que todos los lenguajes pueden tener una expresión poética.

16 de abril de 2009

Grzegorz Wróblewski VIII

La casa

Todas las mañanas se reúnen ante ella
unos hombres con unos abrigos negros.
De pie, en silencio en las escaleras fuman largos cigarrillos.

Después llaman a la puerta.
Esperan unos minutos y se van.
Al día siguiente vuelven a estar allí.

Vestidos de negro, de pie, en silencio en las escaleras,
aspiran el humo, llaman.
Todo sucede siempre de la misma manera.

Nadie les abre nunca la puerta.

De Cuartos y jardines

15 de abril de 2009

Grzegorz Wróblewski VII

Después de algunos días desaparecido, vuelvo al blog con un nuevo poema de Grzegorz Wróblewski publicado en un libro que vio la luz en Varsovia en 2005.

El arte de conversar

¿Qué vamos a hacer hoy? - preguntas.
No lo sé - respondo.
Yo tampoco lo sé - dices.

No lo sabemos - afirmo.
No lo sabemos, porque tú no lo sabes - dices pensativa.
¿Porque no lo sé? - me extraño.

Porque no lo sabes - asientes.
¿Sólo porque no lo sé? - pregunto.
Lo sabes muy bien - dices.

No lo sé - respondo.
¡Lo sabes! - gritas.
Vale, lo sé -también grito.

Y entonces..., ¿qué vamos a hacer hoy? - preguntas.
Todavía no lo sé seguro - digo.
Nadie lo sabe - me das la razón.

De Cuartos y jardines

8 de abril de 2009

Grzegorz Wróblewski VI

Si algún lector de este blog se encuentra en Copenhague a partir del 16 de abril, puede aprovechar para apreciar otra faceta artística de Grzegorz Wróblewski, la de pintor. Bajo el título de CONTROLLED ZONES, inaugura ese día una exposición en la Galería ZENIT (http://www.galeriezenit.dk/4aktuel.html). Yo, que por desgracia no tengo previsto ir en los próximos tiempos a la capital danesa, continúo con algunos de sus poemas de Noche en el campamento de Hernán Cortés.

Nosotros y las estrellas

Me observé a mí mismo mirando las estrellas.
(¿No estaría viendo alguien más?)

De Noche en el campamento de Hernán Cortés

Cae la niebla

Cae la niebla y regresan las mujeres
nocturnas.

El cielo.

Es demasiado
limpio.

De Noche en el campamento de Hernán Cortés

6 de abril de 2009

Grzegorz Wróblewski V

Grzegorz Wróblewski tiene la amabilidad de mandarme algunos de sus libros y entre ellos hay uno cuyo título me llama la atención Noche en el campamento de Hernán Cortés. El libro está publicado en Poznan en 2007 y entre sus poemas hay uno con título en español.

La noche triste (1520)

Cruzasteis los mares en búsqueda del polvo dorado,
Vuestros corazones descansarán entre los rojos frutos del nopal.

De Noche en el campamento de Hernán Cortés

4 de abril de 2009

Jacek Gutorow VI

Altramuces

Viernes. Estoy en Chróścin.
La poesía me oculta la vista
del jardín. En la televisión dan las noticias
nacionales, el estilo no es bueno,
demasiada paja.
No presto atención, pero sé
que una vez más en esta década
construimos una nueva Polonia.
Recuerdo los altramuces. Una vez
escribí un poema. Malo.
Desde esta ventana se veían muy bien.
Jugueteo con el mando a distancia. Gansos
salvajes atraviesan el cielo. Ningún otro
cambio en un futuro próximo.
En los campos pasean las cornejas.
La campana llama a la iglesia
lo que ha quedado de los fieles.

De Otro tempo

3 de abril de 2009

Jacek Gutorow V

Apenas tocado, una torre y oscuros terrenos verdes.
La luz se pierde en el delirio.
Unos azulencos niños van a la escuela
por una hierba escarchada que ha sido despojada de detalles.

De Otro tempo

2 de abril de 2009

Jacek Gutorow IV

El hebreo

de Charles Reznikoff

También yo tengo sólo dos tiempos:
el tiempo de la memoria y el tiempo de la nostalgia.

El tiempo de la memoria: tantas cosas han pasado.
El tiempo de la nostalgia: tantas cosas no pasarán.

Intento escribir esto en tu preciosa lengua,
pero salen garabatos.

Salen y no vuelven.

De Otro tempo

1 de abril de 2009

Jacek Gutorow III

Poema contra los viajes

Tienes seis años
y sueñas con viajar
a América.

Pasan treinta años
y nada permite hacerse una idea
de ese sueño.

Ni siquiera un viaje a América.

De Otro tempo