30 de mayo de 2010

Artur Daniel Liskowacki II

Hablo para mis adentros
como si me estuviera llamando.
Me llamo a mí mismo
como si no me oyera.
Me escucho
como si me hablara alguien
a quien conocí.

14 de octubre de 2009

De Después de uno mismo

29 de mayo de 2010

Artur Daniel Liskowacki (1956)

Después de uno mismo

Después de uno mismo hay aún mucho
que hacer con uno mismo,
para no saber de uno mismo
demasiado. Mejor no decirse
nada a uno mismo. Que ese uno
no se crea. Que ese uno
sea lo que quede de uno mismo. Que
así sea. Por ese uno y por mí mismo.

De Después de un mismo

28 de mayo de 2010

Brygida Helbig II

Dentro de un par de días volveré al poema de ayer de Brygida Helbig, pero hoy presento un nuevo poema de esta poeta.

diferencias culturales

en alemania con una pistola
aquí con un hacha

De hilfe

27 de mayo de 2010

Brygida Helbig (1963)

Frente a editoriales que editan poesía que podríamos denominar de ámbito nacional y que uno puede encontrar en cualquier rincón del país, hay otras que uno encuentra por casualidad o gracias al buen hacer de algún que otro librero resurgido de ese antiguo mundo en el que la relación del librero y el libro tenía algo de íntimo y personal. Es así como llegan a mis manos algunos libros de la Editorial Forma, de Szczecin, gracias a los buenos oficios de la gente de la Librería Bona, con Piotr Majorczyk, su copropietario, a la cabeza. Tras leer las formas cortas de Brygyda Helbig recogidas en Hilfe -si no me equivoco, voz alemana que significa "index a tergo"-, decido colgar algunas en el blog.

pequeña exageración

si me dejas sin
desayuno
ya no me quedará
nada

De Hilfe

26 de mayo de 2010

Urszula Kozioł II

De camino a Struga

Cerca de Sarajevo aúlla un lobo
e incluso varios lobos

en el cielo estrellas amarillas
brillan
como los ojos hambrientos de un lobo

y quizá no son estrellas
sino
que en la misma cima de la colina
el faro de un coche ha chocado
con el resplandor de un charco.

De Horrendum

25 de mayo de 2010

Urszula Kozioł (1931)

Una vez más no he escrito

Hoy una vez más he olvidado escribir El Quijote
ya no logro entenderme
cómo he podido permitirlo

cómo ha podido pasárseme por alto
que ya iba siendo hora de escribir
mi Don Quijote

es imperdonable a lo largo de una vida
no haber escrito ni una sola vez El Quijote
decid lo que queráis pero
no me entra en la cabeza.

Cómo ha podido pasar que alguien me lo diga
que a lo largo de una vida he olvidado completamente
que tenía que escribir de una vez por todas El Quijote.

Reíros de mí todo lo que queráis
me creéis una figurita
apropiada para un museo de piezas antiguas
y yo siento un escalofrío por toda la columna
cuando me doy cuenta de que sin embargo
no he escrito El Quijote.

Dadme un trago de jerez
o de lo que tengáis a mano
porque me da algo de sólo ponerme a pensar en ello
no entendéis que ya nunca
escribiré El Quijote
no os imagináis cuánto
ha significado siempre para mí eso.

Dejad de distraerme con vuestras palabras
e iros todos al diablo
veo perfectamente cómo a mis espaldas
dibujáis pequeños círculos en la sien
ninguno de vosotros so mierdas entenderá
qué sucede cuando se sabe a ciencia cierta
que ya nunca, sí, nunca
escribirá El Quijote.

De Horrendum


24 de mayo de 2010

(Paréntesis)

Aunque sea de forma excepcional, espero que los seguidores de este blog -a los que, por cierto, tengo algo abandonados últimamente- no se tomen a mal esta pequeña celebración de autoestima. Ahí va una información que igual puede interesar a alguien. La Editorial Eclipsados acaba de publicar mi tercer libro de poemas, Haikus ventanalmente preposicionales, que sigue a Kilómetro 43 (Bartleby Editores) y a En voz baja (Qual Albatroz), edición bilingüe portugués-español. Me dicen que en Zaragoza se podrá comprar a partir del viernes en la Feria del Libro; igual también en algún que otro sitio más. Veremos.


[tras]

tras el cristal
la ventana es paisaje
sin ser distancia

De Haikus ventanalmente preposicionales

13 de mayo de 2010

Piélago

Hacía mucho tiempo que no oía la palabra, pero como últimamente ha aparecido en varias conversaciones de un grupo de traductores cracoviano-granadino, me vienen a la mente antiguos significados y viejas imágenes.



9 de mayo de 2010

Jarosław Mikołajewski V

Tras varios días sin acceso a internet en casa y con un sinfín de obligaciones, encuentro una conexión ocasional y un hueco en el tiempo para regresar al blog. Continúo con algunos de los poemas de Mikołajewski presentados en Madrid, aunque las traducciones han sufrido ya alguna que otra variación.

Ataúd de papel

aquel sueño fue la absolución
por haber pisado la convalaria

me liberó
en la cruz miserable como un perro

había muerto mi padre y yo era tan pobre
que no tenía ni para su ataúd

tuve que ahorrar hasta con los enterradores

agarré un viejo cartón de la revista mural que hicimos
treinta años atrás en el colegio

dibujé un esqueleto
es decir la base

como nos habían enseñado

después los bordes
y los huecos que había que untar con cola

los recorté con unas tijeras para niños de las de papel
los doblé
y los cubrí con goma arábiga

con la parte más pequeña del papel hice una tapa

como si fuera una caja

los bordes
los huecos
las tijeras y la goma

no recuerdo
cómo lo metí dentro

quizá aquello fuera demasiado absurdo como para un sueño
que había llegado para liberarme

en todo caso
pese a los peores temores
la tapa se cerraba herméticamente
y quedaba firme en su superficie

como he dicho
no había dinero para los enterradores
así que el trayecto de casa a la capilla
agarré el ataúd en los brazos

“¿puedes?”

“puedo no te preocupes mamá”

lo levanté
era ligero como el ataúd de un niño

estaba en estado de gracia
porque aunque el papel era fino
el ataúd se mantenía tieso

me puse en camino
el parque ujazdowski
la casa del partido
la calle nowy swiat

los dedos se me entumecían con el frío
pero aguanté sin pasarlo de un brazo a otro
y sin pedir ayuda

no respondí a los saludos de la gente
seguro que ahora creen que soy un capullo

no me avergonzaba de la pobreza
no creía que menoscabara el entierro

la tenía tan sólo por una fuente de incomodidades

en la capilla los enterradores
que antes decían
que sin tres talegos ni hablar
se pusieron a llorar
cuando me vieron
intentando meterme con el ataúd
en el estrecho hueco de la puerta giratoria

pusieron en marcha un mecanismo que no se veía
movieron las hojas
y salieron a mi encuentro

por primera vez dejé de mirarlos como a cuervos
que llegaban aleteando para separarme del cuerpo

por primera vez sentí un simple agradecimiento
por aliviarme

puse el ataúd de papel en sus manos
mi columna vertebral creció como un árbol joven y le brotaron hojas

por primera vez en mi vida
tuve un sueño sin remordimientos

por primera vez al entregar el peso
no me sentí más pesado sino más ligero

por primera vez sentí
que era un niño que tenía todo por delante

a sus muertos enterrados
un cielo sorprendido
y gente de mi parte en la tierra

De las no sé cuánto de la mañana

3 de mayo de 2010

Jarosław Mikołajewski IV

Hace cinco días, en el marco de “Los miércoles de la literatura europea: encuentros de autores, traductores y público” participé en un acto coorganizado por la Representación de la Comisión Europea en Madrid, y en esta ocasión el Instituto Polaco de Cultura en Madrid, junto al poeta polaco Jarosław Mikołajewski. Entre los muchos temas que tocamos, apareció el de la importancia del hecho de que los niños polacos estén en contacto, ya desde su más tierna infancia, con grandes autores de la literatura polaca (Tuwim, Brzechwa, etc.). Todos los niños polacos han crecido mecidos por la melodía y el ritmo de grandes poemas de muchos de los mejores poetas de su país. El libro de Jarosław Mikołajewski que lleva por título Zoo entronca directamente con esa gran tradición.

El pingüino

No repitas que un pingüino
no hace nunca ningún guiño
-ya se sabe, los pingüinos
nada saben de hacer guiños
porque el pico no les deja.

¿No me crees? Pues pon la oreja,
¡prueba tú!, deja de lado esa queja…

¿Qué me dices? ¿Lo has logrado?
Ya lo ves. Con el pico hemos topado,
y es que el pico es otra cosa
más duro que una baldosa
y con esa roca ahí, poco guiño
puede hacer ningún pingüino.

De Zoo