24 de abril de 2009

Magdalena Bielska V

Un sonido lejano en la noche: un tren en marcha,

(¿cómo sabes que es un mercancías?)

el borboteo de las palomas en el balcón,

el agua hirviendo en la tetera eléctrica de la cocina

en un piso apagado y vacío.

En una oscuridad parduzca, apagamos el miedo, nos planteamos seriamente

dónde están realmente las vías.

Al atravesar la ciudad en tren o al regresar, siempre, ves los entresijos de la ciudad,

sólo así era posible mirar

las pálidas espaldas de los edificios, sin polvo, las partes no transitadas de la plaza del mercado,

las misteriosas bambalinas de la ciudad.

Ahora en las sábanas mojadas oyes el incesante traqueteo del tren;

lo escuchas porque el cuerpo teme no escuchar.

Y otra vez el mismo sueño; nos deslizamos tras la catástrofe por una ventana en lo alto

hasta un grava gruesa que nos hiere; vivimos.

Nuestra antigua vida está lejos, lejos.

De Animales feos

3 comentarios:

mjromero dijo...

Sí, estos dos últimos poemas de Magdalena Bielska me han gustado más, sobre todo este: la distancia que va marcando el tren, espacio que acaba siendo temporal: cada vez más lejos.
Gracias a ti, por traducir y por dejar aquí las traducciones.
Saludos.

Hutch dijo...

No entiendo muy bien este verso:
"partes no de la plaza del mercado".

El sonido del tren desde mi casa paterna (aproximándose y alejándose) ha marcado mi infancia.

Hay una canción preciosa de Paul Simon sobre el sonido del tren:
http://listen.grooveshark.com/#/song/Train_In_The_Distance/4170841

Saludos.

Abel Murcia abelams77@gmail.com dijo...

Querido Ángel:
No lo entiendes porque no se puede entender. En la traducción se me ha perdido una palabra y si no hubiera sido por tu comentario, no me habría dado cuenta. Gracias por estar ahí. Corijo el texto y espero que ahora sí se entienda. Un abrazo muy fuerte.

Abel