la voz
Y todo el día perdido pasado
entre pensamientos sobre qué hacer aún
para no hacer nada.
Deseos imaginados ganas imaginadas
algunos sueños acartonados de grandeza
algunos sueños acartonados de inferioridad.
Llega la noche que libera de la obligación de sentir
que no se ha hecho nada y esa voz
aterciopelada: mejor que no hayas hecho nada que
que hubieras hecho algo
malo.
De Te Deum
5 de mayo de 2009
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