Asisto a un encuentro con el profesor Władysław Bartoszewski en torno a un libro en el que comparte autoría con el recientemente fallecido Marek Edelman, Y existió un barrio judío en Varsovia, de la editorial PWN, y al salir, encuentro un libro cuya existencia desconocía en torno al Nobel de Szymborska. Se trata de un curioso "documento" en el que entre fotografías y textos de la más diversa autoría, puedo hacer un viaje en el tiempo y convertirme en una especie de voyeur de aquellos días de la poeta en Estocolmo rodeada de un maravilloso e incondicional grupo de amigos. El libro lleva por título el de un poema de Werner Aspenström, Si esa polaca estuviera aquí entre nosotros, texto que se encuentra recogido en traducción al polaco de Czesław Miłosz -ese otro gigante de la literatura polaca también premiado con el Nobel de literatura y del que Xavier Farré está preparando una amplia antología para Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores que espero con ansiedad y que al parecer verá la luz a lo largo de la primera mitad de 2011, en plena celebración del año Miłosz en el centenario del nacimiento del autor-.
Me detengo en otro de los poemas que aparece en el libro, un poema de Kornel Filipowicz:
Demasiado pronto
¿Por qué las guerras tienen que empezar a las cinco
O incluso a las cuatro de la madrugada?
A esa hora
Medio adormilado
Sólo me levanto para ir a pescar
O para ir a buscar setas
¿Será por que al frente de los ejércitos hay mariscales
Y generales que suelen tener más de sesenta años
Y que sufren de insomnio
O que se despiertan al amanecer sin problemas?
Las guerras deberían empezar a las diez
O a las once de la mañana
O mejor todavía a las cinco
O incluso a las seis de la tarde
Se podría dormir más
Y vivir más tiempo.
6 de noviembre de 2010
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1 comentario:
La madrugada solo despierta al gallo y este rezonga por tan triste destino parlante!
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