No sé si nuestro encuentro
lo pondría entre los visibles
o invisibles.
Me acompañan tus palabras.
Las cerradas hojas del castaño
como jóvenes murciélagos asustados.
Un jirón de océano
que quería alzar el vuelo
quedó aprisionado en la comisura del ojo.
Tímidos signos de puntuación
quieren reconciliar nuestro silencio
con el fervor del verde.
Y nunca nos despedimos.
De Ojo
2 comentarios:
Bello poema, cuajado imágenes. Saludos.
Gracias, Ángel.
Saludos.
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