3 de agosto de 2009

Bronisław Maj (1953)

Después de una época alejado del blog y dedicado a menesteres más ociosos, vuelvo a él -aunque no sé si con renovadas energías-.

En una de las últimas entradas del blog, hace ya un tiempo, Ángel, uno de los fieles amigos, se preguntaba -o al menos eso creí entender- sobre el papel que jugaba la religión -tan presente en otros ámbitos en Polonia- en la poesía polaca. Es cierto que por lo aparecido en este blog hasta ahora podría parecer que no jugaba ningún papel. Sin duda, esa imagen es fruto de una selección de poemas hecha siempre desde mi gusto personal, pero estaría muy lejos de ser un fiel reflejo -si esa idea puede, o debe, existir- del panorama poético polaco. Tal y como le prometí en su día a Ángel cuelgo algunos poemas que presentan algunos aspectos de la cuestión.

La gracia de la respiración y el don
del recuerdo, el privilegio del hambre, de la sed
y del sueño, el don de la vista y la gracia
del tacto, de la alegría y del dolor: es excesivo.
Aunque sea un momento, olvídame
Señor.

De Otro idioma

2 comentarios:

Hutch dijo...

Bello y paradójico poema sobre la omnipresencia agobiante de Dios. Me recuerda al Antiguo Testamento.

Saludos desde Valladolid. Lástima lo de Sevilla.

Abel Murcia abelams77@gmail.com dijo...

Es una de las líneas presentes en toda religiosidad diría yo, y quizá por eso me gusta particularmente.

Lo de Sevilla fue una lástima. Me habría encantado tomarme un algo con vosotros, pero otra vez será.

Abrazos ya otra vez cracovianos.

Abel